La comedia negra y el absurdo fueron el mejor remedio contra la lluvia y el viento y que se manifestaron en la risa continua de de los asistentes que disfrutaron con las locuras -a veces macabras- de dos ancianas encerradas en su mundo inventado que trajo la compañía de teatro Voqui con “Lombrices”, del dramaturgo argentino Pablo Albarello y que se presentó en el marco de “Puertomontaje: teatro verdaderamente a mil”, en el Diego Rivera.
“Puertomontaje: Teatro verdaderamente a Mil” está organizado por la Agrupación de Actores y con el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt. La venta de las entradas para cada día en las diferentes funciones programadas es entre 12 y 14 horas y, en la tarde, entre 17 y 20 horas.
En la jornada de ayer, nuevamente se apreció buen marco de público, que viene a confirmar la apreciación del presidente de la agrupación Manuel Moraga de que en Puerto Montt ya existe una audiencia que disfruta con los montajes y que hizo del teatro una opción cultural.
TRAMA
La ancianas son Interpretadas por dos actores, Cristián Mancilla y Luis Saravia, quienes gracias a recursos de dramaturgia que no temen ocupar la caricatura, la exageración y lo grotesco, muestran la vida actual y pasada de estas dos personas, ensimismadas en el mundo inventado por ellas.
Es una relación que tiene el amor necesario para que ambas se logren soportarse, pero también un odio apenas disimulado en juegos de asesinatos mutuo y recuerdos de haber compartido al mismo hombre.
Son los argumentos con que se nutre esta obra del dramaturgo argentino Pablo Albarello y dirigida por Rosana Ilabaca. En lo técnico está Cristián Rodríguez.
INCENDIO
Ese mundo ficticio se ve brutalmente enfrentado por la realidad de un incendio que afecta el edificio donde residen las ancianas, quienes continúan desarrollando el mismo juego delirante que termina evadiendo la realidad y se ampara en vidas y mundos irreales que transitan en paralelo a la situación urgente que deben enfrentar.
El tono de comedia cada uno de estos elementos nos hacen reflexionar sobre nuestras propias pequeñeces y egoísmos, mostrándonos un camino oscuro que no debimos elegir y que nos tiene atrapados. Con un texto hilarante el autor nos distancia para que podamos reflexionar desde la risa y el absurdo.
El mejor remedio para enfrentar el temor a la vejez y al destino que a todos nos espera.