Un proceso de crecimiento personal, especialmente interior, que conjugó la búsqueda del equilibrio integral entre la parte física y espiritual de cada persona, es el objetivo que tuvo el curso de Mandalas que se realizó mediante cuatro sesiones durante mayo y junio en la Casa del Arte Diego Rivera.
El curso dio a conocer las bondades de esta práctica como método de autocuidado y herramienta de apoyo en actividades educativas y terapéuticas, que consiste en generar en la persona un estado de relajación, auto-observación y conexión con su ser interno, que le conduzca a la recuperación de su equilibrio físico, emocional y mental.
A cargo del instructor Andrés Delgado, el proceso de crecimiento personal se realiza mediante la contemplación y creación de diseños circulares y concéntricos, por medio de técnicas de expresión visual como el dibujo y la pintura entre otros.
MANDALAS
Los Mandalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo.
Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración) es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los yantra hindúes son lineales, mientras que los Mandalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales se suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-Mandala.
Por otra parte, la mayoría de las culturas posee configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval; ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas; los rosetones de vitral en las mismas iglesias; los diagramas de los indios pueblo, etcétera.
Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la naturaleza.