Un oficio que no abandonó principalmente por amor a su trabajo lo llevaron a estar presente incluso en el Museo de Bellas Artes y ser hoy objeto de culto con numerosos pedidos de clientes en Chile y del extranjero, tienen a Zenén Vargas presente en nuestra ciudad con la exposición “A Mano Alzada” que se inaugura este viernes a las 19 horas en la Sala Mexicana de la Casa del Arte Diego Rivera. Entrada liberada.
El rescate de la identidad visual de Santiago a través de los carteles pintados para el comercio, instituciones y –principalmente- locomoción colectiva (los clásicos Matadero Palma u Ovalle Negrete) vienen a reconocer a un cultor de la gráfica urbana a punta de témpera, pintura, brocha o pincel.
Zenén Vargas (59) es representante de la tercera generación de pintores de letras en su familia, aprendiendo el oficio gracias a su padre desde los nueve años de edad, cuando comenzó a pintar las carrocerías de las antiguas micros de la capital, combinando colores y estilos.
Desde esa época cada obra trabajada es única, ya que no sigue un patrón que estandarice la pintura. Un pequeño diamante dibujado en el costado del letrero es la firma que hoy le da fama.
LETREROS
La función de los letreros era anunciar a distancia el recorrido de las micros o anunciar trazados de la locomoción de último momento, ayudando a los choferes a recoger a los pasajeros: “al cementerio”, “al estadio”, “al centro” ayudaban a decidir a la persona que esperaba a la vera del camino, especialmente a quienes no tenían la agudeza visual suficiente. Los colores vivos, los contrastes, apoyaban el efecto.
Las micros amarillas y el Transantiago fueron terminando esta actividad, pero la perseverancia de Zenén Vargas lo convirtieron en ícono que hoy “sube” gente a las salas de exposiciones.