Un antiguo asesinato y la figura mítica de un regente de prostitutas será la clave que seguirá una joven para descubrir las motivaciones del crimen ocurrido décadas antes en el film “Los dioses rotos” que anima la jornada del miércoles del Primer Ciclo de Cine Cubano, cuya función es a las 19 horas en la Sala Mafalda Mora de la Casa del Arte Diego Rivera. Entrada liberada.
El ciclo que se extiende hasta este viernes con los largometrajes “Miel para Oshún” (jueves) y “Viva Cuba” (viernes), en una muestra que responde a la selección hecha por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), creado en 1959, y que se dedica a la promoción de la industria cinematográfica de su país.
Con el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt (CCPM), la muestra se inscribe en el esfuerzo que realiza la institución para aumentar las audiencias cinematográficas que, en la Región de Los Lagos, mantiene niveles bajos para el promedio nacional. En 2014, de acuerdo al último registro, la CCPM efectuó 137 funciones, asistiendo poco más de 15 mil personas.
RESEÑA “LOS DIOSES ROTOS” (2008)
Laura (35 años) es una profesora universitaria que prepara su tesis de maestría sobre el famoso proxeneta cubano Alberto Yarini y Ponce de León, asesinado a balazos por sus rivales franceses que controlaban el negocio de la prostitución en La Habana de comienzos del siglo XX y vinculante con la realidad actual.
Interesada en demostrar la vigencia del legendario personaje, descubre en su pesquisa sociológica un hecho para ella subyugante: en una de las casas de culto de La Habana, existe una prenda religiosa que atesora el pañuelo con el que Elena Morales -una de las meretrices de Yarini- intentó contener la hemorragia de su chulo la tarde de noviembre de 1910 en que los franceses lo balearon mortalmente.
Para Laura, la revelación presenta un notable valor histórico con toda la dosis de “morbo” que un buen golpe investigativo exige, razón por la que se propone realizar un estudio comparativo del ADN de la sangre seca en el pañuelo con el de los restos de Yarini y, de ese modo, autentificar o desmentir la historia tejida en torno a la reliquia.