Casi precursora de las tragedias cotidianas que se viven hoy, la película independiente “Joselito” (2014) trae la historia de un padre y su hijo en Chiloé quienes, afectados por la muerte de la madre, resisten el uso de tradiciones religiosas al tiempo de explorar los caminos para su mutua convivencia, en un drama que se exhibe este miércoles y jueves a las 19 horas en la Sala Mafalda Mora de la Casa del Arte Diego Rivera, con entrada liberada.
Con el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt, la cinta de 64 minutos fue íntegramente grabada en la Isla Grande por la productora Pocilga bajo la dirección de Bárbara Pestán y con un elenco integrado por Cristián Flores, José Soza, Yolanda Millalonco y Francisco Mario, entre otros.
RESEÑA PELÍCULA
En Aituy, pequeño pueblo de la isla de Chiloé todos los años se celebra la procesión del Nazareno, culto religioso de 9 días en el que participan fervientemente todos los lugareños. Este año Joselito y Camilo, su padre, han decidido desertar de dicha ceremonia. Irma, la madre de la familia ha muerto hace poco, lo que los ha aislado y dejado sin razones para creer en el Nazareno. Padre e hijo no se relacionan, pero deben afrontar la pérdida y aprender a convivir.
Los cantos y rezos del pueblo se escuchan desde la ventana aumentando la tensión en el hogar. Joselito cuida a Camilo que cada día se desintegra más. Padre e hijo son incapaces de convivir bajo el mismo techo, su relación es forzosa y llena de rencor, sólo el fuego de la cocina a leña los reúne brindándoles calor, sin embargo, la frialdad en la que viven es aún más grande. El día de la procesión se acerca, un trágico final se hace ineludible.