Fue el terror de las noches santiaguinas, dejando tras de sí un reguero de violaciones y asesinatos, y aun cuando Roberto Martínez Vásquez ya falleció su historia todavía estremece a los espectadores de la película “El Tila: fragmentos de un psicópata” que se exhibe hoy a las 19 horas en la Casa del Arte Diego Rivera, con entrada liberada.
Con el apoyo de la Corporación Cultural, la muestra llega a Puerto Montt gracias al proyecto “Luz, Cámara, Acción”, que busca generar una masa crítica entre el público, entregando competencias necesarias para que los vecinos puedan no sólo apreciar, sino educarse respecto de la producción cinematográfica.
La película se compone de imágenes agolpadas en la memoria del Tila, que se hacen presentes a medida que el personaje recuerda su propia historia encerrado en una solitaria celda de Colina II. Frente a su máquina de escribir, Martínez redacta los últimos vestigios de una corta vida marcada por la marginalidad y la violencia. Finalmente, se quita la vida ad portas de recibir la condena a cadena perpetua.
Este testimonio es recuperado por una periodista interpretada por Daniela Ramírez, quien revive y comprende su historia. Cuatro espacios temporales entran en juego en el relato: su infancia, su adolescencia vivida en los centros del Servicio Nacional de Menores (Sename), su adultez criminal y el tiempo presente encarnado por la periodista.
EL TILA
Sin duda ha sido el caso más bullado de la crónica roja nacional, una serie de hechos dignos de cualquier thriller hollywoodense. Fue en 2002 cuando una seguidilla de violaciones a mujeres y asesinatos, despertaron el terror en Santiago. El culpable era Roberto Martínez Vásquez, un joven de 26 años proveniente de un entorno marginal que logró aterrorizar a los chilenos y adquirir el apodo del “psicópata de la Dehesa”.
A los 14 años Roberto Martínez cometió su primera violación y comenzó una escalada de violencia característica sólo en una personalidad psicótica como la del Tila. Así coincidió buena parte de los entrevistados por el equipo de producción, argumentando que un desorden mental de este tipo se desarrollaría en cualquier contexto. Sin embargo, para el director de la película la tesis es otra e involucra al medio social de Martínez.