Un joven que se convirtió en un instrumento de los servicios secretos chilenos, quienes lo forzaron a trabajar para ellos de una forma extremadamente violenta a partir del golpe de Estado es el inicio de la trama que da pie al documental “El color del camaleón” que se exhibe hoy a las 19 horas en la Casa del Arte Diego Rivera. Entrada $1.000 pesos.
Con el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt, la cinta de 87 minutos es un recorrido por la vida de Jorge Lübbert, quien trabajó para la DINA. Tras escapar de Chile a Europa, en donde se convirtió en un camarógrafo de guerra. Hoy su hijo Andrés hace un retrato sicológico de su padre, y juntos indagan en las profundidades del pasado inconcluso de Jorge.
La muestra se complementa con un foro en el que el director Andrés Lübbert abrirá un debate con el público respecto de la realización de su trabajo.
RESEÑA
Jorge Lübbert, un joven que durante la dictadura de Augusto Pinochet tenía 21 años, fue utilizado como conejillo de indias para un experimento que combinaba técnicas de espionaje y manejo de armas con refinadas técnicas de manipulación y tortura. Por suerte logra escapar y se refugia en Berlín Oriental.
Hoy, el joven de ese entonces tiene 60 años y se convirtió en un prestigioso camarógrafo de guerra, oficio que lo ha llevado a todas las zonas de conflicto en el mundo. Andrés busca comprender las habilidades de supervivencia de su padre y por qué nunca habla de su pasado. Su personalidad retraída ha dominado su vida y creado una relación distante y extraña entre ambos. Sólo recién ahora acepta sus cuestionamientos y le permite a Andrés enfrentar juntos los fantasmas de su pasado.
El filme presenta un viaje de regreso a lugares que Jorge pensaba que nunca volvería a visitar: “Descubrimos los archivos de la STASI sobre mi padre y tratamos de entender por qué pensaban que fue enviado como un espía chileno para infiltrarse en el antiguo Berlín Oriental. En Santiago, mi padre se enfrenta a lugares donde todavía siente el olor de los muertos y ve los charcos de sangre, recuerda el lugar donde fue torturado y lavado su cerebro, y nos damos cuenta que el método de tortura naranja mecánica no es sólo ficción”, indica Andrés, hijo del protagonista y realizador del documental.