Una historia rescatada desde la intimidad familiar explora en formato documental la relación de un matrimonio sacrosanto pero destruido en su relación forzada en el excelente trabajo “Partes de una familia” (2012) en una función hoy a las 19 horas en el Ciclo de Cine Mexicano en la Casa del Arte Diego Rivera. Entrada liberada.
La función es organizada por la Corporación Cultural y la Embajada de México. La producción cinematográfica mexicana es una de las más destacadas de América Latina.
La película de 83 minutos y producida en 2012, es dirigida por Diego Gutiérrez va más allá de los evidente y nada es lo que parece a simple vista. Ni Gina es una mujer amargada, ni Gonzalo es tan egoísta e insensible. Los matices que subraya en cada toma el hijo-narrador: esas miradas, esos planos en los que como director intenta juntarlos sin éxito, el sonido del tráfico y los ruidos que provienen del exterior, las paredes con alambre de púas, los caballos, los empleados domésticos, todo lo que contiene y se contiene en “Partes de una familia”, transporta al espectador a una hermosa pero asfixiante jaula de oro de la que los personajes insisten en querer escapar.
RESEÑA
Gina y Gonzalo viven en su propio mundo: una formidable casa en un terreno de 4 mil metros metros cuadrados junto a la Ciudad de México. Muros con alambre de púas mantienen distante al mundo exterior.
Es su hijo, el cineasta Diego Gutiérrez, quien nos cuenta su historia. Partes de una familia es el retrato de cómo una relación entre dos personas tras el pasar de los años, puede pasar de un gran amor a una prisión asfixiante. Una historia tan dulce como amarga, universal.