Con el objeto de iniciar una búsqueda reflexiva acerca de quiénes somos y cómo enfrentamos lo contemporáneo a través de imágenes de un colectivo cultural y étnico que vivió su extinción por obra del propio ser humano, el pintor puertomontino Rubén Schneider Weisser abrió al público su colección “Selk’nam, símbolo de una historia no aprendida…?”, que se exhibe en las salas Hardy Wistuba y Multiuso de la Casa del Arte Diego Rivera.
La exposición, compuesta por 25 obras que mezcla pinturas, un video y modelados en greda, arcilla y yeso, cuenta con el apoyo de la Corporación Cultural de nuestra ciudad y es financiada por el Consejo Regional de la Cultura y las Artes de la Región de Los Lagos, manteniéndose en exhibición al público hasta el 7 de enero de 2012.
“MODELO ECONÓMICO SUBYUGA SOCIEDAD”
Sobre su exposición, Rubén Schneider dijo que existe un correlato actual y referencial entre lo que ocurre hoy con la sociedad y el modelo económico que gobierna y lo ocurrido con esta etnia de Tierra del Fuego, que fue literalmente cazada por europeos para el “desarrollismo” de esa parte del país.
“Existe un sistema económico que subyuga y somete a tal nivel a la sociedad, que termina reemplazando el bien común, que es precisamente lo ocurrido con los Selk’nam: el interés de las empresas tiene hoy tanta prioridad que no permite el desarrollo de la comunidad, ya que esta no avanza y más bien involuciona”, precisó.
Para el pintor, es indispensable que los chilenos aprendan a verse en las culturas originarias –como herederos de su raigambre-, reconozcan sus raíces y aprendan de lo vivido por los Selk’nam, “en un ejercicio de búsqueda en la poética que ofrecen las pinturas y representaciones, dirigido hacia el mundo contemporáneo”, agregó.
SELK’NAM
Los Selk’nam andaban desnudos y para protegerse del frío y la lluvia usaban una larga capa de piel de guanaco, a veces podía ser de zorro o cururo, que los cubría desde el cuello hasta las rodillas. La empleaban con la piel hacia fuera y la llamaban chonhkoli. Usaban mocasines, zapatos fabricados con la piel de las extremidades del guanaco, cosidos con el pelo hacia fuera. El fuerte de la cultura Selknam era sin duda la pintura corporal.
Fabricaban herramientas de piedra, hueso y madera y vivían de la naturaleza, sin cultivar la tierra. Su principal arma eran el arco y la flecha. También empleaban la honda y el arpón.
Cuando los primeros colonizadores pisaron la isla de Tierra del Fuego, se produjo el comienzo del fin de esta etnia, muriendo en sólo 20 años casi todos los nativos. Esto fue provocado en gran medida por los grupos de “cazadores de indios” formados por ciudadanos europeos que realizaban expediciones de exterminio.
De los 4 mil de 1880 apenas quedaban 500 hacia 1905. Para entonces el genocidio casi había cesado. Los pocos que quedaron luego sucumbieron por las enfermedades introducidas.