Delirante, es el mejor concepto para señalar lo que fue la presentación de la compañía La Difunta, de Santiago, en la interpretación de su obra “El Teniente Bello”, obra que entrega una particular versión de los hechos ocurrido por tan noble aviador.
Sobre el montaje se caracteriza por el vigor en la interpretación, el frenético ritmo de sus actores, con gotitas de sarcasmo, mucho humor y energía a raudales, aunque a ratos se escapaba esta energía (propia de una compañía joven), ensuciando ciertas escenas.
La obra, con una duración de poco más de una hora , transcurre rápidamente debido al frenesí impuesto desde un inicio por el elenco, lo que el público agradece si tomamos en cuenta que este tipo de teatro -señalado como “callejero”- suple el texto por el lenguaje no verbal y el histrionismo. Ahora bien, esta obra necesita trabajar de mejor forma las luces, que lejos fue lo más débil, pensando que visualmente es un espectáculo atractivo, simple y muy simpático.
Pese a esos detalles cumple sin duda las expectativas del público eminentemente joven.
Por Mario Vargas
Desde la penúltima fila
