Exhibir una serie de obras que nos hablan de crueldad y violencia es lo que nos plantea desenmascarar la artista Konstanza Scheihing con su exposición “Miscelánea” que inauguró en la Sala Multiuso de la Casa del Arte Diego Rivera.
Con el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt, la exhibición se inscribe en el proceso de búsqueda y creación de la artista visual que ofrece de manera sistemática el vehículo de la provocación para sacudir –literalmente- los modelos atávicos, regresivos y reaccionarios de la sociedad que formamos, junto a su falta de valores y violencia.
Una serie de fotoserigrafías intervenidas con pintura que ya a partir de su pequeño formato parecieran indicar los pequeños mundos que a veces podemos habitar y que deja de manifiesto conductas destructivas dentro de las relaciones humanas como es el machismo –estructurado principalmente por las mismas mujeres- y el maltrato hacia la figura de las niñas.
EL SUTIL CAMINO DE LA VERDAD
La ambigüedad como arma de la conciencia aparece en “Miscelánea”: ¿qué hace una mujer con rostro de burro sometiendo a otra? ¿Es acaso la manifestación de la enemistad íntima que mata el desarrollo femenino (y feminista)? ¿O se trata de una analogía hacia una sexualidad infantil y estupidizada, donde no existe placer ni plenitud, subyugada por el papel pasivo de la hembra?
Konstanza Scheihing juega de nuevo con los prejuicios y teje de forma grácil y sutil una realidad a través del subconsciente, que termina por desnudar un ethos cultural poco amable y que si fuera paisaje, tendría más de horror que de parajes iluminados, tal como lo hiciera con su exposición “Yo nunca quise ser un abominable hombre blanco” exhibida en junio de 2012.
Estas imágenes que utilizan un lenguaje oculto para llevar al espectador a un viaje por un mundo carente de humanidad y que se nutre en gran medida del sufrimiento de los más débiles.