Nadie está muerto mientras viva en la memoria de los demás es lo que guió e inspiró a Rossy Oelckers para reunir los trabajos de los artistas locales ya fallecidos Flavio Rosas, Liesel Reuter, Jerson Caico y Juan Rivera para presentar la colección “Tributo” en la Sala Multiuso de la Casa del Arte Diego Rivera. Entrada liberada.
Con el apoyo de la Corporación Cultural, la muestra de 14 obras reúne los trabajos de los destacados pintores y tallador que fallecieron en los últimos 15 años, haciendo un reconocimiento a su talento, destreza y calidad.
La inauguración tendrá carácter local con vino de honor, piñones y sopaipillas para los invitados que lleguen al evento.
JUAN RIVERA POBLETE
De contextura pequeña, silencioso y modesto y nacido en 1934 en Frutillar y radicado en Puerto Montt, surge a la pintura en forma autodidacta en 1965 y desde entonces expuso en varios espacios y galerías de distintos ciudades del país. Su pintura, de preferencia en la técnica del óleo registró su amor por el paisaje y de la gente del sur, volcando en forma y color toda la agresividad de su tierra y del sureño.
LIESEL REUTER MAURET
Sus dotes artísticas fueron notadas tempranamente por el pintor alemán Kurt Schicketanz, sin embargo, no pudo desarrollarlas debido a la oposición paterna. Ya adulta retomó los pinceles y en forma autodidacta se fue formando en la técnica del óleo y el acrílico. En tres oportunidades fue elegida presidenta de la Asociación de Pintores de Puerto Montt, cargo que estaba ejerciendo al momento de su muerte.
FLAVIO ROSAS WISTUBA
Si existe el artista “maldito” él fue uno de ellos. Entregado únicamente al arte, nunca adaptó su existencia a los contratos sociales. Sumido en la pobreza, ocupó sus vivencias para retratar paisajes de la ciudad y habitantes invisibles, olvidados, dando forma a la que es conocida como la Generación Consciente. De técnica exquisita, mostró un Angelmó doliente, la destrucción del entorno por parte de las empresas y la explotación del hombre por el hombre.
JERSON CAICO REHBEIN
Poeta, director de teatro, folclorista, una disciplina no fue suficiente para calmar su ánimo artístico. Como escultor, en 1987 ingresó en la Escuela Nacional de Artesanos en Purranque donde estudió dibujo, color y tallado en madera. De su mano nacieron relieves, máscaras, tótems y mascarones de proa. En Chiloé, aprovechando la caída de un árbol, esculpió “Mujer” –en medio del bosque nativo-, una escultura de 8 metros que se proyecta con la idea de fertilidad, renovación y vida.