La emoción como retribución a un pago y las sorpresas que arroja conocer la faceta oscura de un inquilino solitario son las tramas que llegan con el cortometraje “La despedida” y la película “Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo”, respectivamente, que continúan este lunes el Ciclo de Cine Mexicano, con funciones programadas desde las 19 horas en la Casa del Arte Diego Rivera, entrada liberada, y organizado por la Corporación Cultural y la Embajada de México.
La entrega de las películas se extenderá todos los lunes de marzo e incluyen en el listado las producciones –aparte de las mencionadas- “La última cena”, “Mi vida dentro”, “Gajes del oficio” y “Chuy, el hombre lobo”, que se presentarán los días 17 y 24 de marzo.
La producción cinematográfica mexicana es una de las más destacadas de América Latina.
A partir de 1898 aparecieron los primeros realizadores mexicanos y extranjeros, y el cine de ese país fue evolucionando desde las vistas iniciales, y alcanzó un nivel técnico y creativo considerable durante la todo el siglo XX hasta la actualidad.
LA DESPEDIDA
En la sala de espera de una estación de tren, Susana, una joven mujer, despide a Pavel: conversan mientras esperan el momento de la partida. Susana, segura de que él no volverá, le dice todo lo que desea escuchar. Se besan cuando llega el tren y se abrazan como si se quisieran. Momentos después otro caballero se sienta junto a Susana y le paga, al igual que Pavel, por una despedida.
INTIMIDADES DE SHAKESPEARE Y VÍCTOR HUGO
En la esquina de Shakespeare y Víctor Hugo en la Ciudad de México, está la casa de huéspedes de Rosa Carbajal, un refugio que esconde una historia íntima y apasionante. Hace 20 años Rosa conoció a Jorge Riosse, un joven inquilino con quien desarrolló una amistad entrañable.
Durante 8 años, su estancia en la casa dejó marcas imborrables en aquellos que lo conocieron. Pero fue hasta después de su abrupta muerte que salieron a la luz los rasgos más oscuros de su personalidad. Una semblanza profunda de dos personajes, solitarios a su manera o a su pesar, entrelazados fuerte y extrañamente.