Descripción
Hasta nosotros llegaban los ecos de su gestión pastoral en la diócesis de Ancud, donde aplicaba las orientaciones esenciales del Concilio Vaticano II enfatizando la centralidad en las personas, su protagonismo en la sociedad y en la Iglesia, y el respeto a sus identidades.
En esta síntesis, Monseñor Ysern revela el misericordioso amor de Dios Padre, la presencia viva del Señor Jesús en nosotros y en los acontecimientos, y la activa acción del Espíritu de Dios en la conducción de la historia hasta el encuentro final definitivo.
Una labor pastoral tan extensa, variada y compleja como la realizada por él en su servicio episcopal y sacerdotal, es modelo para nosotros, sacerdotes y obispos, que buscamos ser fieles a lo que el Señor Jesús, a quien seguimos, espera de nosotros.
Con esa disposición permanente a acoger al otro, a estar cerca de las personas, sobre todo de las que más sufren, a apoyar todo lo que sirva al desarrollo integral que permita más bienestar a todos, el servicio pastoral se enriquece y se hace aporte valioso en la construcción del reino.
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