2do documental de “Hualaihué, huellas de nuestro patrimonio: los últimos alerceros de la comuna”.

El segundo documental realizado por el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Hualaihué muestra que desde tiempos ancestrales y especialmente durante la colonia, el territorio de Hualaihué se transformó en una zona de alto valor debido a la importancia de sus extensiones de bosques de alerce o lahuán.

Este trabajo audiovisual registra las voces y testimonios de algunos de los alerceros más antiguos de la comuna. Un registro de la  Oficina de Cultura, que junto a la realización de Andrés Escalona Vergara y la Productora Audiovisual La Marea,  intenta ser un aporte a la memoria y a la historia.

Así, en los vecinos que aparecen en el documental se reconocen a tod@s los cientos de alerceros y alerceras de Hualaihué que hicieron su vida y criaron su familia en estas tierras del sur profundo  y que aún continúan, casi de forma romántica, desgajando el alerce o lahuán para el sustento cotidiano.

Textos del documental

Intro
Desde tiempos ancestrales y especialmente durante la colonia, el territorio Hualaihué se transformó en una zona de alto valor debido a la importancia de sus extensos bosques de alerce o lahuán.

Este maravilloso árbol, noble y milenario, cuyo nombre científico es fitzroya cupressoide, pertenece a la familia de las coníferas y se destaca por su altura, longevidad y resistencia a la humedad y al paso del tiempo
Por generaciones, cientos de familias de Hualaihué, subieron los montes y las cordilleras del territorio para desgajar el alerce y llevar sustento a sus hogares.

Las tejuelas eran uno de sus productos fundamentales y para obtenerlas se necesitaban hombres y mujeres de un gran temple y sacrificio, los tejueleros y tejueleras de la comuna de Hualaihué.

Centro
La cultura del tejuelero es forjada por la experiencia de vida en contacto pleno con la naturaleza en lugares remotos, sin comodidades básicas y el arduo trabajo físico.

Los tejueleros de Hualaihué comenzaban su labor desde muy niños o jóvenes acompañando a sus abuelos y a sus padres, con el hacha como única herramienta y la fuerza de sus brazos para transportar y movilizar el producto de su incesante fragor.

Subir a la cordillera/ sentir la lluvia/ pisar la tierra y el fango/ sudar/recoger leña/ hacer fuego en la rancha/ver las horas pasar/ tomar un mate caliente/ contemplar la fragilidad de la vida/dormir pensando en los días cálidos del verano por venir/despertar con el ruido de la lluvia en el techo/ salir por nuevas bazas/ respirar el bosque verde/ dar vida a las tejuelas/ esperar el calor de la familia/ bajar la cordillera.

Cierre
Hoy, el oficio de tejuelero en alerce está pasando al olvido y no queda más que un puñado romántico de tejueleros que aún escalan las huellas escarpadas de las cordilleras para encontrar las bazas de rojo intenso que se conviertan en las bellas tejuelas de alerce de Hualaihué.

Las mismas cordilleras vieron durante siglos el afán humano y su desarrollo, conocieron de cada hombre y mujer que subió por sus laderas, la voluntad irrefrenable de su búsqueda y sus sueños.

Quizá los tejueleros ya no suban los montes de Hualaihué, quizá no haya más hijos ni jóvenes que se aventuren en la maraña verde de la cordillera, quizá las tejuelas se conviertan en silenciosas testigos de miles de historias de vida de nuestra tierra sureña…

Pero los alerces seguirán observando desde sus alturas rutilantes, quizá con cierto desdén, quizá con infinita ternura, los muchos corazones que laten en el pueblo de Hualaihué gracias a su existencia milenaria.