Exposición: “Aguas servidas”

Recordamos que para participar de las actividades en el Teatro y en la Casa del Arte Diego Rivera se exige pase de movilidad.

La artista visual Fernanda Barceló, inaugura este viernes 4 de marzo su trabajo titulado “Aguas servidas”, en el cual está compuesto por un total de 23 obras  que estarán disponibles durante marzo en la sala Hardy Wistuba y que fueron realizadas durante el puerperio de la artista.

“Aguas servidas”

Crónica de un puerperio pintado.

Corría el año 2018 y acababa de tener a mi primera hija. Antes de tenerla pensaba, que hacerse cargo de una criatura era una circunstancia más de la vida. Que si se quiere, se puede. Que es cosa de organizarse. Que hay que ponerle ganas y todo se puede. Pero otra cosa es con guitarra, como dice el dicho. Así me vi ese año absorta por las labores de la crianza. Sin embargo, la pintura habitaba en mí más que nunca: las ideas, las alucinaciones pictóricas, los proyectos; eran un soliloquio interminable en mi cabeza. Fue así que decidí marcar un plan o itinerario de concursos de pintura in situ que no quería perderme por nada. La idea era convencer a mi madre a acompañarme en estas aventuras y lograr pintar y a lo mejor, dormir por cansancio o agotamiento total de baterías. Porque algo que me sucedió al llegar mi hija a este mundo, además de no encontrar el momento para pintar, es que no pude pegar un ojo. La privación de sueño me tenía acelerada y apocalíptica. “Tengo que pintar o morir”, solía pensar en las madrugadas. Ahora me rio, digo wichichío. Eso, porque ya pasó. La locura, el desvelo, el malhumor.

Pero volvamos a los viajes y la pintura, que algo salió de eso. Uno de los lugares donde tenía que ponerme a prueba era Pucatrihue. Un encuentro de pintores se realiza allí todos los años organizado por Creavisur, organización presidida por la artista local Tessie Bujes. Mi primera maestra de pintura: Katherine Hrdalo, me había recomendado para ser invitada el año anterior. Como mi desempeño no me había dejado del todo conforme, me encargué de mantener el contacto vía correo electrónico para asegurarme no solo un cupo para mí, sino además permitieran la inusual participación con wawa y madre apañadora. “Si logro trazar un dibujo a carboncillo será una victoria”, me dije, y partí con mi hija de tres meses.

La luz de San Juan de la Costa me enceguecía. El ánimo sombrío me acompañaba en la caminata. Aunque el paisaje tras la vaguada era de ensueño, me costaba encontrar qué pintar. Eso hasta que las sentí reír a mi espalda. Las gaviotas y otras aves se arremolinaban, subían, bajaban, haciendo círculos en la caleta. Algunas dispuestas sobre las rocas indiferentes a sus congéneres -que se peleaban el bocado de alguna sobra de sierra ahumada- parecían incluso estar conversando. Con su traje blanco y negro recortadas sus siluetas contra la roca. ¿Qué estarán tramando?, me pregunté. Aquí hay un cuento, me dije. Una conspiración.

Esta serie de pinturas son fruto de ese puerperio, de esa búsqueda y no pretende retratar ni gaviotas, ni mares, sino más bien esas situaciones extrañas. Esos momentos en que la luz y el paisaje son imposibles de capturar. “Aguas servidas”, es un conjunto de pinturas realizadas en ambos periodos de maternidad (primeros meses de mis dos hijas) con la idea de dejar un testimonio  visual de esa urgencia.