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Exposición: KM.0 Relatos de un cuerpo
21 abril 2022 @ 19:00 - 20:00
Para participar de las actividades en el Teatro y en la Casa del Arte Diego Rivera se exige Pase de Movilidad.
El proyecto “Relatos de un cuerpo” desde el “Km 0”, se presenta como una acción de arte itinerante de la artista Claudia Maineri, que esta vez cuenta con la participación de la artista Cristina Córdova Pradenas. En el tiempo, la obra se ha dispuesto en lugares específicos, que de alguna manera han asimilado el curso y el efecto de fragmentación de nuestra historia criolla, con el beneficio y la autoridad que la labor de la Conquista legó a la historia patria, desde la oposición y el rapto. La muestra se exhibirá este jueves 21 de abril en la sala Pinacoteca de la Casa del Arte Diego Rivera.
A partir del paisaje urbano, en el corazón de nuestro país, en el kilómetro 0, donde se mezcla la idiosincrasia de nuestra población en un collage urbano, en que conviven la América dividida y un centro cosmopolita de habitantes a un costado de la Plaza de Armas de Santiago, se encuentra la figura escultórica de Pedro de Valdivia (1497-1553). Monumento que reverencia la figura de un conquistador noble, ilustrado, hidalgo caballero que apadrinaría a todo un pueblo en su regazo, instalado a perpetuidad en el mismo lugar donde los conquistadores iniciaran la fundación de la ciudad, con sus edificios más significativos, como la Real Audiencia y la Catedral.
Pedro de Valdivia ha sido eternizado en la calma y seguridad de su mando. Su figura a gran escala se hace patente a partir de la voluminosa ocupación del espacio, en contraste con los pequeños y tardíos monumentos a los guerreros y pueblos originarios. Sus dimensiones se superponen a los transeúntes, que solo pueden apreciarla desde abajo, sin posibilidad de asimilar el descanso regio de la figura del conquistador, su escala humana. Nunca hemos tenido oportunidad de ver al hidalgo, sino solo el vientre y las patas de su caballo.
Desde el suelo, sin categorización ni dogmas del pasado nativo de América, sepultado bajo el plano damero, emerge el corcel en esta obra, devolviendo el reclamo a partir del negativo de la imagen de América, no en la coherencia de la categorización arqueológica de culturas y civilizaciones desenterradas, si no desde el vacío del criollo, del mestizo, que desconoce su identidad nativa y a partir de la borradura y el sometimiento, asimila la del invasor.
Así el espéculo fantasmal emerge a lo largo de la ciudad y el territorio, como reclamo frío de una identidad vaciada, que solo encuentra sentido en la superposición de su contraparte solar. Su condición de remedo, de copia, de fragmento, también se manifiesta en el trabajo de Cristina Córdova, donde cada pequeño panel denota y demarca un quiebre de paradigma, en que los hechos se transparentan, dejando atrás, en el olvido o en la memoria, todo lo vivido, todo lo aprendido.
El acontecer actual propone un futuro incierto, que nos motiva a observar y añorar lo pasado y lo que vendrá, un encuentro o simbiosis que alimentará la conciencia. Entonces el desplazamiento se instala, conectando con la intención de fijar la imagen incrustada a lo largo del tiempo e invitándonos a la búsqueda de nuevos planteamientos desde lo textual y corporal, que solo pueden hablarnos como una inversión del símbolo, que también pareciera desconocer sobre qué historia se asienta.