La compositora de “Entre mar y cielo”, canción ganadora del Festival al Mar de 1988, y creadora de la frase “Puerto Montt, donde la lluvia se hace canción”, falleció durante la jornada del pasado sábado 19 de junio en su residencia, ubicada en la Población Kennedy de Puerto Montt.
Anita fue definida por el segundo de sus hijos, Francisco Javier Rosas, “como una enamorada del drama, del amor, del teatro y de aquellas emociones que despiertan las más profundas pasiones del ser humano”.
El 23 de enero de 2021, la folclorista nacida en la vecina comuna de Frutillar cumplió 77 años de vida. “Desde muy niña mi madre ya cantaba; música mexicana en ese tiempo, y a los 10 años ya se lucía en la guitarra”, aseguró Francisco, el hijo que la acompañaría en su residencia durante sus últimos años de vida.
A temprana edad Anita se fue a vivir a Chiloé, donde floreció su talento por la escritura y la composición de numerosas letras para las ciudades que visitaba y de las que se enamoraba. “Mi mamá era una enamorada del drama”, confiesa su hijo -actual integrante de la Banda Instrumental Municipal de Puerto Montt- quien destaca que a pesar de que Anita no tuvo estudios en música y menos en escritura, su talento natural hacía que todo lo transformara en canción y, con ello, la artista natural logró encantar a la destacada folclorista Mafalda Mora, quien la amadrinó en diferentes festivales y eventos nacionales donde Anita deslumbraba con su talento y pasión por la música.
Fue así como “Entre mar y cielo” se quedaría con el 1er lugar del Festival al Mar de Puerto Montt en 1988 y, años más tarde, sería el propio René Inostroza quien grabaría su propia versión de este tema.
Sobre su vida personal
Anita contrajo matrimonio muy joven -a los 17 años- con Guido Rosas, reconocido locutor y comunicador local y ex director de Radio Bío Bío en Puerto Montt, con quien se vino a vivir a la capital regional una vez casada. Del matrimonio, nacieron cuatro hijos; Oscar Guido Rosas Bahamonde, Francisco Javier Rosas Bahamonde, Luis René Rosas Bahamonde y Ana María Rosas Bahamonde.
A los 21 años, la compositora ya era madre de cuatro niños a los que transmitió su amor y talento por la música y hoy deja tanto en sus hijos como en quienes la conocieron, el recuerdo de una mujer que durante toda su vida se refugió en el canto, la poesía y la composición para manifestar sus más profundas emociones.
Fue una cantora popular para muchos, mientras que para otros, Anita fue una amante de la cultura local, un portento del folclore y de nuestra identidad.